La gente presta más atención a lo que alguien hace, que a lo
que ese alguien le dice que haga. Los directivos tienen que practicar en su
comportamiento diario lo que predican. Ser un modelo implica que la manera de
hacer de uno tiene una enorme influencia en la manera de hacer de los demás.
Por tanto esta característica abarca todas las cualidades que debe poseer un
líder.
2.-Conocerse a sí mismo
Ha de reconocer sus debilidades para intentar paliarlas y
potenciar sus puntos fuertes. No puede dirigir eficazmente a los demás si no ha
aprendido a dirigirse y controlarse a sí mismo.
3.-Ser aprendiz
Estar abiertos siempre a aprender y desarrollarse. Muchos
líderes creen que deben fingir que lo saben todo para no perder prestigio.
Precisamente ésta es una parte esencial del modelo que predican, la apertura a
nuevos sistemas, la innovación y la creatividad son la base para el desarrollo
de cualquier organización actual y los líderes son los primeros que deberán
apuntarse a “aprender” continuadamente.
4.- Disposición a los cambios
El líder eficaz trabaja inmerso en el cambio en vez de
resistirse a él. Quizás el cambio será la única constante en el futuro y el
líder debe aceptar como un reto el trabajar en continuo avance y aprendizaje.
5.-Tener visión
El buen líder tiene una visión clara de lo que puede y
quiere conseguir la organización y la transmite. No se trata de mejoras
incrementales sino de saltos hacia adelante en la práctica, los procesos y las
posibilidades. Necesita para ello emplear la lógica, la imaginación y la
inspiración. Los buenos líderes tienen ideales para el futuro; estos ideales
ayudan a desarrollar una dinámica de progreso y mejora hacia el objetivo.
6.-Ser consciente de la realidad presente
Para dirigirse hacia el ideal se ha de tener muy claro dónde
se está situado en el presente. Reconocer los puntos débiles de un proceso, las
dificultades y los medios de que se dispone, han de servir para producir un
desarrollo activo. La tensión que se genera y que redefiniremos como la energía
que nos impulsa fuera de la “zona de confort” hacia una zona desconocida para
lograr hacer realidad la visión, se llama “Tensión creativa”, definida así por
Peter Senge. En ningún caso es provechoso considerar esta tensión como un
motivo para rebajar los objetivos, pues esto llevaría a una regresión en lugar
de un progreso.
7.-Tener una escala de valores
Rasgos como la “integridad” y la “ética” son valores que el
grupo percibe como muy importantes a la hora de considerar a un líder.
8.-Utilizar el pensamiento sistémico
El pensamiento sistémico implica ser consciente de cómo
funcionan los procesos y separar las causas de los síntomas. Deming decía que
los problemas laborales eran debidos a los sistemas, no a la gente. Según
Senge: La característica que define a un sistema es que no puede ser entendida
como una función de sus componentes aislados. El comportamiento del sistema no
depende de lo que cada parte está haciendo, sino de la manera en que cada parte
se relaciona con el resto. Con este enfoque se logra estudiar el sistema de
organización en si mismo, aparte de las personas que lo constituyen y permite
obtener una perspectiva a más largo plazo.
9.-Ser buen comunicador
Ser capaz de transmitir clara y congruentemente un mensaje.
Expresarse de forma nítida y sencilla, de forma que los demás puedan comprender
que se les dice y que se espera de ellos.
10.-Pensar positivamente
Ver las posibilidades, afrontar los problemas como retos,
tener una visión positiva de las cosas y buen sentido del humor ayudan a
mantenerse centrado en los objetivos, a pesar de las dificultades.
11.-Ser entusiasta
Es una cualidad contagiosa que atrae a los demás y ayuda a
soportar situaciones complicadas y a seguir confiando en lograr el éxito en lo
propuesto.
12.-Ser inteligente
En realidad las anteriores cualidades pueden ser trabajadas
y desarrolladas, son habilidades que todo líder debe intentar implementar para
ser eficaz, pero ésta última se refiere a ser jefe de personas. Ahí es dónde
juega su papel la Inteligencia Emocional; la capacidad de comprender a los
demás; saber qué los motiva, cómo operan, cómo relacionarse adecuadamente con
el grupo, reconocer y reaccionar ante el humor, el temperamento y las emociones
de los otros, es el catalizador que propicia sacar lo mejor de cada miembro del
equipo e impulsarle a la acción.
Fuente: Marcando
las Diferencias de Di Kamp (Edit. Gestión 2000)